De cuerpo presente te quiero siempre,
mientras el dolor no finja su nombre
y tu mente entumecida
se empeñe en ser adicta a la mía.
Así sea en tus manos como en tus rodillas.
Así sea en la noche como en el día.
Te queda el consuelo de perseguir
el vuelo donde los extremos se tocan,
y donde el mejor esclavo
recibe el peor de los castigos:
la libertad de su boca.
Palabra de Amo.
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