¿Puedes quedarte esta noche?
¿Quieres?
Ya no resiste mi piel el engaño
sutil e inconsciente
de otro monosílabo ausente.
Así que...
si quieres,
si puedes,
desmaquilla tus palabras
y deja al miedo sin alma
para que pueda verte.
¿Que si quiero?
¿Que si puedo?
¿Qué respondo si no hay espacio
para el abecedario
del silencio?
¿Qué te cuento si el abandono
se cuela en nuestra cueva
cautivando al apego?
Lo fácil sería decir
'lo que tú quieras',
y ese escudo de tierra
se convertiría en condena.
Entonces,
¿Te vas o te quedas?
Dímelo,
para que mi boca
permita a cierto latido llegar,
mejor tarde que nunca,
a su destino.
Y sepa
Y entienda
Y respete
que no hay mejor respuesta
que la tuya.
Sí, esa,
la que espera
de puertas para adentro
anhelando ser
descubierta.
Hoy me voy.
Lo digo y al decirlo
algo cruje y se suelta.
Me voy
para que la próxima vez
no duerman en vela
las ganas de vivirte cerca.
No te vayas
sin antes leer mis labios
de arena,
que agradecen
que los príncipes besen a las princesas,
por muy cursi que el envite parezca.
Nos vemos.
Nos vemos.
Por
Fin.