jueves, 29 de mayo de 2014

¿Quieres?

 
¿Puedes quedarte esta noche?
¿Quieres?
 
Ya no resiste mi piel el engaño
sutil e inconsciente
de otro monosílabo ausente.
 
Así que...
si quieres,
si puedes,
desmaquilla tus palabras
y deja al miedo sin alma
para que pueda verte.
 
¿Que si quiero?
¿Que si puedo?
 
¿Qué respondo si no hay espacio
para el abecedario
del silencio?
 
¿Qué te cuento si el abandono
se cuela en nuestra cueva
cautivando al apego?
 
Lo fácil sería decir
'lo que tú quieras',
y ese escudo de tierra
se convertiría en condena.
 
Entonces,
¿Te vas o te quedas?
Dímelo,
 para que mi boca
permita a cierto latido llegar,
mejor tarde que nunca,
a su destino.
 
Y sepa
Y entienda
Y respete
que no hay mejor respuesta
que la tuya.
Sí, esa,
la que espera
de puertas para adentro
anhelando ser
 descubierta.
 
Hoy me voy.
Lo digo y al decirlo
algo cruje y se suelta.
Me voy
para que la próxima vez
no duerman en vela
las ganas de vivirte cerca.
 
No te vayas
sin antes leer mis labios
de arena,
que agradecen
que los príncipes besen a las princesas,
 por muy cursi que el envite parezca.
 
Nos vemos.
Nos vemos.
Por
Fin.
 


martes, 27 de mayo de 2014

Destierro y Descielo

Transito
el instante anterior
a ser cuerpo
sin nada con qué sostenerlo
sin promesas ni viento
sin luna ni cielo…
ni siquiera miedo.
El olvido de la mano del silencio.
A la deriva.
Sin nombre que me defina
ni eco que me recoja.
¿Cómo seguir escribiendo
desde este hemisferio?
¿Cómo?
Cae
entonces
el andamio de un naufragio
sin estruendo.
Se anuncia
poco a poco
lo pequeño:
la inmediatez del suelo,
el vuelo raso
del niño tiempo,
una estrella diminuta
en el verbo.
Así de salado regreso.
No es por nadie que me visto de fango
y rezo.
Es mi destierro.
Mi descielo.
Abierta ya la herida en el horizonte
estoy de pié
sobre la arena
siguiendo mis pasos
ciegos.